Política
Por Raquel Martínez Brenis
Gran molestia provocó entre los poblanos la forma en la que el toluqueño Eduardo Rivera Pérez se refirió a los poblanos, militantes o simpatizantes de Morena, al calificarlos como “morenacos”.
Algunos pensarán que fue un simple exabrupto propiciado por no haber podido mejorar en la percepción de su imagen ante los poblanos, que en su mayoría, de acuerdo a todas las encuestas, colocan al candidato de Morena Alejandro Armenta hasta 30 puntos de ventaja.
Es natural que exista molestia y desesperación porque todos los esfuerzos de Eduardo Rivera han sido infructuosos a pesar de todos los millones que han derrochado para comprar voluntades, sin embargo, no se trata de un simple exabrupto, sino de una muestra clara de su formación clasista y retrograda.
Para el panista de origen toluqueño, quienes no son ricos, “güeros” o de “sangre azul” panista, son nacos, que no merecen su respeto ni consideración y que únicamente sirven para legitimar sus aspiraciones políticas mediante el voto.
A pesar de tener el color moreno, él se debe ver güero, de ojo azul, con rasgos europeos y como parte de la realeza, tanto, que ya anunció que si gana la elección, al primero que invitará a su toma de posesión, antes que al “populacho”, será al rey de España. De ese tamaño es el ego de Eduardo Rivera.
Esta expresión de desprecio, debe ser un foco de alarma para los poblanos que estén pensando en votar por este tipo, que ha dado sobradas muestras que lo único que le interesa es el dinero del presupuesto.