En respuesta a los aranceles del 25% impuestos por el presidente de Estados Unidos, Donald Trump, a las importaciones de acero, aluminio y vehículos canadienses, el primer ministro de Canadá, Mark Carney, anunció la implementación de contramedidas arancelarias. Estas incluyen un arancel del 25% a los automóviles estadounidenses que no cumplan con las reglas establecidas en el Tratado entre México, Estados Unidos y Canadá (T-MEC).
Carney calificó las acciones de Washington como "injustificadas" y "mal concebidas", enfatizando que estas fracturan la economía global y marcan el fin de la histórica integración comercial entre Canadá y Estados Unidos. Además, acusó a Estados Unidos de violar el T-MEC y señaló que Canadá llevará estas disputas ante organismos internacionales, buscando fortalecer relaciones económicas con socios confiables, como Alemania.
Para mitigar el impacto en los trabajadores canadienses afectados por las medidas estadounidenses, el gobierno de Canadá destinará aproximadamente 8,000 millones de dólares en apoyo. Carney subrayó que su país está preparado para una nueva era de relaciones internacionales y protección de su economía.
Esta escalada en las tensiones comerciales ocurre en un contexto de incertidumbre económica global y a pocos meses de las elecciones federales en Canadá. El líder de la oposición, Pierre Poilievre, ha prometido renegociar los términos comerciales y eliminar impuestos federales en la compra de automóviles.
La comunidad internacional observa con preocupación el desarrollo de esta disputa, que podría tener repercusiones significativas en la economía global y en las relaciones comerciales entre las naciones involucradas.